Muchas veces, las personas que se aventuran a adentrarse en el novedoso sector blockchain y de criptomonedas, descubren que existen ciertas barreras de entrada que deben superarse, como por ejemplo, poder comprar criptomonedas con nuestra moneda local. Sin embargo, es precisamente después de ese proceso cuando surgen más dudas al usuario.
Una vez ya tenemos criptomonedas, podremos valorar diferentes opciones en función de nuestras preferencias. Por ejemplo, si Bitcoin nos ha enamorado, y creemos que puede ser un activo en el que conservar el valor de nuestra riqueza por un largo periodo de tiempo, una buena opción sería disponer de un dispositivo tipo hardware wallet, como Ledger Nano o Trezor, que son dispositivos tipo usb y muy seguros. Otra alternativa más manejable, sería un app wallet privada sin ningún tipo de registro, como Trust Wallet o Mycelium.
Dentro del ámbito de los ingresos pasivos, el protocolo del Proof of Stake (PoS) permite a algunas criptomonedas recompensar a sus poseedores por participar en la red. En términos generales, el usuario debe conservar una cantidad mínima de una criptomoneda para optar a recibir esa recompensa en forma de token o criptomoneda. Por ejemplo, mediante masternodos o wallets personales con acceso al proceso de staking, como Dash, NEO, Tron o EOS. También hay herramientas como Binance Savings, un producto del popular exchange Binance, que ofrece un rango ajustable de criptomonedas y días en los que almacenar tus activos mientras generan intereses, a veces de hasta un 10% anual.
Las criptomonedas ofrecen un gran número de soluciones y mejoras en el sector financiero, y es cuestión de tiempo que poco a poco, la gente entienda que puede ser dueña de su propio dinero y tener la certeza de conservar el valor de sus ahorros, evitando el riesgo que supone la inflación para nuestra economía hoy en día.