¿Donar o invertir?
Cuando un particular acude al banco a proponer una inversión, puede en todo momento decidir en qué empresa o fondos desea invertir, en base a sus intereses, principios morales o inquietudes. Por esa libertad de elección, el fondo de pensiones del Gobierno Noruego, por ejemplo, descartó que Freeport-McMoRan, una minera americana de cobre muy rentable, pero con un dudoso historial medioambiental, formara parte de su cartera. Cuando un inversor invierte, está votando con su patrimonio.
Para algunos economistas, la mejor forma de ayudar a África no es dando, sino invirtiendo. Las ONGs están acostumbradas a lidiar con una falta de respeto y credibilidad por parte de millones de potenciales donantes en los países desarrollados. Cuando se descubre una trama corrupta, la fama se contagia. También se contagia cuando una Organización tergiversa una campaña publicitaria, aun con buenas intenciones; cuando un noticiario revela que unos alimentos se quedan en la aduana de un país corrupto, o cuando simplemente los donantes ven en la noble empresa que muchas organizaciones llevan a cabo, la parábola del que da peces pero no enseña a pescar.
MYC4 es una empresa danesa de inversión a través de Internet. Los inversores de todo el mundo facilitan fondos, en su mayoría microcréditos, que ésta distribuye a emprendedores que operan en el continente africano, faltos de liquidez. A través de la gestora, más de 10.000 negocios en África han percibido en torno a 22 millones de dólares. El inversor puede elegir exactamente el modelo de negocio en el que quiere invertir. Muchos inversores han perdido dinero en los primeros años de andadura. Los créditos destinados a negocios de por sí arriesgados no se devolvían, haciendo de la inversión más bien una donación. Desde entonces, MYC4 ha tenido que reestructurar su cálculo de riesgos, y trabajar duro para que el dinero se devolviera, y al interés estipulado. No sólo hay que retornar al inversor su préstamo más el interés, también combatir contra la alta inflación de las monedas nacionales frente al euro.
¿Y dónde?
Una referencia que un inversor puede consultar para con África, especialmente si se inclina a apostar por un país en concreto, son las agencias de calificación crediticia. Como ellas mismas se han encargado de señalar, tras la enorme crisis financiera que han ayudado a provocar, éstas sólo dan “una opinión”, y no recomiendan a nadie comprar o vender determinados bonos o valores. Siguen en pie las tres más importantes, Fitch, SP y Moody’s, y lo que es más importante, cortando el bacalao. Sus opiniones pesan, encareciendo o rebajando el precio de los bonos. Ahí es donde lanzarse a invertir en países en desarrollo, puede ser un chollo o una locura, tanto si uno hace caso de estas agencias como si las ignora, porque efectivamente, pueden estar equivocadas.
A Octubre de 2012, Sudáfrica es uno de los países más prósperos de África, y tiene la misma calificación crediticia para estas agencias que España, incluso un escalón superior para Standard & Poor’s. Puede resultar lógico si uno señala la deuda española y su paro del 25’1%, pero el de Sudáfrica es del 23’9, su PIB por habitante es tres veces inferior al de España, la inflación muy superior, y más de un 15% de su población es portadora del VIH.
Como antojan Omega Investment, una consultora de inversiones en el continente negro, el conocimiento del país dónde se quiere invertir es fundamental. Es decir, infórmese.
Éxitos y fracasos
El primer trabajo de Jason Njoku, de 21 años, fue en un mercado de Londres donde le tocaba madrugar y pasar frío. Hoy es millonario gracias a una idea que se le ocurrió por culpa de su madre. Pese a tener Inglaterra una población (en situación regular) de 175.000 nigerianos, la única forma de ver películas nigerianas era vía DVD, muy complicados de encontrar. Njoku, como él mismo declara, vio una oportunidad (distribuir cine), dos países que enlazar, y se tiró a la piscina. Hoy iROKO, su empresa, es una referencia para los cinéfilos que deseen ver cine africano en cualquier parte del mundo.
Para Fred Swaniker, de African Leadership Network, una consultora para el desarrollo de emprendedores en el continente, África es un lugar lleno de oportunidades, pero donde nadie lo pone fácil. Como si estuvieran haciendo un favor a alguien, un gobierno cualquiera puede tardar entre 2 y 4 meses en otorgar licencia a un negocio, además de exigir una serie de impuestos y emolumentos. Y eso, según él, impide a África crecer el doble de rápido. La ventaja, señala, es que África es el continente de los jóvenes, de los potenciales emprendedores, pero éstos deben dejar de mirar al resto del mundo como la solución a sus problemas.
Gavin Bell lleva toda su vida en Kenia, y es el responsable nacional de Kentucky Fried Chicken. Adora el país, su gente, su vida salvaje y entornos. Ve un enorme potencial para las gentes de Kenia, pero admite sin tapujos que lo peor del país es el crimen y la corrupción “descarada”. Angola, en el otro océano, es una economía en crecimiento. Es a donde ahora acuden en masa universitarios portugueses, en busca de empleo ante la crisis que atraviesa Portugal. No es la panacea, y noticias como el asesinato reciente en Luanda de Roque Bergareche, un emprendedor español de 29 años, no ayudan. Unos críos le reventaron la cabeza de un balazo por un teléfono móvil.
Por Ruanda, Kyle Denning, de Viability Africa, promueve proyectos en energías renovables. Tiene claro también que África es el continente de las oportunidades, pero que las demoras en las negociaciones y riesgos ahuyentan a los inversores.
Pearl Gold, una empresa alemana especializada en minería de oro, en septiembre del 2011 declaraba que los cambios en Mali estaban siendo más que loables. El país es pobrísimo, en plena transición democrática, pero hacía esfuerzos, indicaban, por facilitar todas las inversiones foráneas, incrementando el PIB con respecto a sus países vecinos o privatizando empresas estatales deficitarias. Pero en enero del 2012, hubo un intento de golpe de Estado y la región tuareg del norte del país, Azawad, bajo el control de un movimiento militar separatista, se declaró independiente de Mali. Su fracaso fue relativo, pues hubo ataques en Bamako, la capital, y obligaron a retirarse al presidente electo Toumani Touré.
Etiopía es una dictadura y la propiedad privada es virtualmente inexistente, según señala The Economist. A pesar de ser famoso por las sequías, se cree que tiene las mayores reservas de agua del continente africano. El paro está en torno al 50%, 70% en los jóvenes, y la inflación de su moneda estiman es del 25%. Pero cuando el gobierno, recientemente, dio el visto bueno a la llegada de capital privado extranjero, llamó la atención de Diageo. A mucha gente no le dirá nada el nombre de este gigante inglés de las bebidas alcohólicas, pero sí el de Guinness, Smirnoff, José Cuervo, Johnnie Walker o Baileys. Por 225 millones dólares, Diageo compró Meta Brewery, la segunda cervecera del país, con (sólo) un mercado del 15%. Ellos no lo ven una locura. Ven un país sediento con 50 millones de cristianos. Ven cerveza a un crecimiento del 10% anual. Sus rivales Heineken y SABMiller, también andan como locos a la caza del mercado africano.
Dennis Worrall, de Omega Investment, se muestra entusiasmado con Nigeria, un gigante con enormes recursos naturales, y 150 millones de personas que necesitan de todo. Pero pone los pies en la tierra a cualquiera. “La mayoría de los nigerianos están al mismo nivel de desarrollo que cuando estaban en 1960”. Es uno de los países más corruptos del mundo, y aunque sus enormes reservas de hidrocarburos les pondría por encima de cualquier nación vecina, ha derivado en un minúsculo grupo de multimillonarios nigerianos, y en un estancamiento en otros sectores de la economía. A ello hay que añadir un crimen organizado de peso, y tensiones entre las distintas comunidades étnicas y religiosas, y por tensiones quiere decirse crímenes violentos.
África no es el salvaje Oeste, pero sigue percibiéndose como un lugar inseguro y corrupto, y desde el punto de vista económico, ello implica sólo la atención de capitales riesgo, que exigen altos intereses por sus “venture investments”. De todos modos, aun manteniendo la prudencia, numerosas empresas inversoras ven visos muy positivos por el continente.
Conozca bien el terreno
Una empresa de éxito especializada en el África subsahariana es Ecobank, un banco togolés que se ha convertido de facto en el gran banco panafricano, con 8’4 millones de clientes africanos.Ellos invierten en países como Chad, vecino de Mali e igualmente precario. El presidente ejecutivo, Arnold Ekpe, lo tiene muy claro: “somos el banco más grande de Chad porque no nos da miedo Chad. (…) Quizás la diferencia de Ecobank es que, donde otros ven riesgo, nosotros vemos oportunidad. Creemos en África. Nos apasiona África, y nos tomamos las cosas a largo plazo”. Y esa filosofía, según su informe anual, se ha traducido en los 200 millones de dólares netos que ha ganado el banco en 2011. “No debe uno descorazonarse por los desafíos o trabas, intenta convertirlos en oportunidades. Para tener éxito en África, uno no debe echar por la borda toda su experiencia en mercados más desarrollados, pero necesita hacer algo diferente”. Pero lo que Ekpe entiende por arriesgado no lo confunde con estupidez, pues aclara: “definitivamente vas a necesitar gente a pie que conozca bien el terreno. Y eso fomenta una actitud diferente frente al riesgo”.
En África hay 54 países oficialmente reconocidos, pero los potenciales inversores, lejos de seguir la trayectoria individual de cada uno de ellos, les cuelgan el cartel “África”, y los desestiman en bloque. Se antoja fundamental conocer el riesgo real, para juzgar después el percibido como una oportunidad o viceversa. El conocimiento analítico de un país, ciudad o empresa, no viene de una noticia televisada o de la reseña anual que hace The Economist en su edición especial. La era de la información permite desde cualquier ángulo (estatal, independiente o de la calle) estar conectados con la realidad africana, como dicen en Estados Unidos, “24/7”. Después sólo queda atender a nuestros intereses e inquietudes para depositar nuestro dinero.
JOHN GALT
FUENTES: